El alineamiento, es decir, la Práctica Maestra, es la herramienta básica para la transformación. Invita a cambiar el enfoque, pasando de un estado sensorial común a una frecuencia holística parecida a la sublimación original. En lugar de perder energía, la energía se refina. En vez de provocar un “hacer”, se induce un estado superior de “ser”. El ancla del cuerpo-personalidad pasa del cuerpo al corazón interior.
Las fuerzas de la Luz iluminan el camino hacia las verdades internas que, una vez experimentadas, son irrefutables e irreversibles. Solo la experiencia personal revela que hay una sola energía, una sustancia, una fuente: el Yo-Espíritu en nuestro interior. La Alquimia Interior es, pues, un proceso que conduce a la fuente misma de Todo lo que Es.
La Práctica Maestra
La estructura humana está compuesta de materia y Luz, es decir, tierra-materia y fuerza cósmica. Para poder funcionar como una personalidad integrada con la Conciencia superior, es esencial conocer y comprender nuestra composición.
Tenemos tres puntos básicos de referencia: el cuerpo físico, el alma y el Espíritu. Cada uno de ellos ofrece una perspectiva única y diferenciada. Baste con entender, sin entrar en demasiado detalle, ya que este tema será tratado en los capítulos siguientes, que estos tres estados están a tu entera disposición en todo momento.
En la tercera dimensión (nuestra realidad “ordinaria”), el cuerpo refleja una proporción de materia mayor y una proporción de Luz mínima para funcionar adecuadamente en la realidad física. Esta proporción cambia rápidamente según dónde se encuentre nuestra atención y foco. Por ejemplo, en estados meditativos la composición de nuestro cuerpo se inclina hacia una proporción mayor de Luz.
La Alquimia Interior trabaja mediante energía visualizada y/o sentida, utilizando el color, la respiración y a veces el sonido para crear formas de Luz que actúan en el cuerpo, el entorno o la situación evocada. La práctica que se esboza aquí es la postura básica para todo estudiante de Alquimia Interior, que debe alinearse con su energía para aplicar fórmulas alquímicas en la vida diaria.